sábado, 11 de octubre de 2008

Pagamos las Orgías Especulativas Capitalistas


Aún estaban los anuncios informativos/propagandísticos saliendo de los teletipos de todo el mundo, informando de la aprobación por el Congreso norteamericano del ‘paquete de rescate’ de 700 mil millones de dólares, cuando nos comunican que el G-4 de los países europeos (Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia) han acordado ‘rescatar’ a los bancos europeos. Nos dicen que pretenden evitar el colapso del sistema financiero mundial, evitar la quiebra total de la economía mundial.


Los capitalistas y banqueros siempre dicen y dicen, cualquier cosa que justifique que ellos salgan siempre ilesos de los desastres económicos provocados por ellos, normales en su Sistema socioeconómico: el capitalismo. Siempre tocan la misma melodía, la de mantener e incrementar sus escandalosos beneficios, haciendo que las familias trabajadoras paguen las facturas de sus orgias.

Claro está que en estas políticas siempre están acompañados del coro de filibusteros que representan sus representantes directos en los pulpitos confesionales, cátedras universitarias, plumillas de los distintos medios de comunicación y no falta, dios nos libre de ello, los políticos de la derecha.


Lo que resulta en estos momentos vergonzoso es ver a todos aquellos que se dicen dirigentes de las organizaciones que fueron creadas por los trabajadores para defender sus intereses de clase frente al capital, fundamentalmente sindicatos y partidos de izquierdas, defendiendo las mismas ideas en el fondo, aunque ocasionalmente intentan darles un barniz ‘progresista’ para hacerlas mas ‘tragables’ a ojo de las familias obreras.


Resulta patético ver a dirigentes, por ejemplo de IU en Andalucía, pedir que ‘todas las administraciones practiquen políticas de austeridad frente a la crisis’, además de intentar reunir en una misma mesa a ‘verdugos’ y ajusticiados’, a empresarios y trabajadores, 'para examinar salidas juntos a la crisis'.


Los valores, ideas y programas de la clase dominante han calado profundamente en el conjunto de las direcciones de las organizaciones de izquierdas, que no pueden ver mas alla del capitalismo y de su l'ogica. Ello les permitio durante años llevar una 'comoda existencia' y ahora todos quedan con el 'trasero al aire'.


Todos recordamos como hasta hace tres días todos estos defensores del capitalismo nos hablaban de que había que dejar al capitalismo, ‘al mercado’ nos decían para que sonara mejor, marchar ‘libremente, sin ningún tipo de regulación del estado’. Nos decían que la libre empresa tenía que tener todos los márgenes de libertad para hacer beneficio, desarrollar la economía. Ahora, como niños asustados, ‘lloran’, mejor diríamos que exigen a los gobiernos que el Estado, todos, cargue directamente con las pérdidas de sus negocios, que saneen las cuentas trucadas que han dejado en bancos, aseguradoras y empresas, fruto de sus orgias especulativas de la última década. Eso sí, que ‘papa estado’ pague las deudas de los capitalistas y banqueros, pero que nada de los beneficios.

A gran escala, a unos niveles nunca vistos anteriormente, de lo que nos están hablando es de un saqueo masivo y brutal, de un robo directo a los más necesitados para darle el dinero a los ricos, a los multimillonarios que en la última década se han estado burlando de toda la sociedad, pavoneando sus alas de lo listos que eran por lo rápido que hacían espectaculares beneficios.

Todo comenzó en EE.UU. por la crisis de las hipotecas basura, aquellas que habían sido otorgadas sin respaldo económico real detrás. Toda la orgia especulativa del sector inmobiliario comenzó hacer aguas, por todos sitios y acabo poniendo de rodillas en la realidad a todo el sector de la construcción, de las aseguradoras y las finanzas. Durante años los especuladores han estado haciendo montañas de beneficios en torno a la vivienda, en EE.UU., en España y en todo el planeta. Como finalmente hemos visto, todo el secreto de las montañas de beneficios tenía un nombre: especulación capitalista.

Desde entonces los temblores de todo el sistema se han sacudido por una cadena de quiebras. Todas aquellas instituciones, bancos y aseguradoras, que meses atrás pasaban por ser muy rentables, de la noche a la mañana han caído en ‘perdidas’ y finalmente han sido llevadas por sus propios directivos y demás especuladores a la quiebra.

Resultan graciosos estos gobernantes, y sus largos lacayos, hablar de sentar las bases futuras del sistema financiero sobre bases distintas a las especulativas, de cara a justificar que los Estados intervengan, en la práctica, en nacionalizar las perdidas, sanear las compañías y garantizar presentes y futuros beneficios para los capitalistas y banqueros.

Los mismos especuladores, los mismos, están ahora ‘preocupados’ especulando con los precios de las materias primas, los alimentos y otras cosas. ¿Qué significa sino los vaivenes que estamos viendo en los precios, por ejemplo, del petróleo? Ahora están ocupados en seguir sacando montañas de beneficios sobre los sudores, lágrimas y sufrimientos de millones y millones de seres humanos, que no tienen nada que comer o beber.

Pero no seamos ‘utópicos’. Que importa el hambre en el mundo, que importa el sufrimiento de millones humanos, si de lo que nos están hablando es de que todos nosotros, si todos y cada uno de nosotros, paguemos de nuestros impuestos y niveles de vida los números rojos de los más ricos del planeta.
Nos dicen que de no hacer esto las consecuencias serán más duras. Pero bien, eso no lo quiere nadie, pero es la propia lógica del capitalismo, que se basa en etapas de auge y recesiones, las que impone esta situación.

Porque nosotros, la inmensa mayoría de la población vamos a tener que soportar en todo este último periodo como se nos despide de los empleos, se nos ejecutan las hipotecas de nuestras viviendas, se nos empeoran las condiciones en que recibimos la sanidad, la educación para nuestros hijos, se recortan nuestras prestaciones sociales y hasta se cuestionan de nuevo nuestras pensiones.

En fin, que siguiendo la lógica del pensamiento capitalista, en la medida en que no somos ricos, nos tendremos que conformar siendo más pobres.
¿No tiene que ser así? Pues no debería ser, desde el punto de vista de las enormes posibilidades que tiene hoy en día la sociedad, debería ser posible que todos viviéramos mejor, con el conjunto de nuestras necesidades cubiertas con creces. Las posibilidades para ello ya existen hoy, bajo el capitalismo.


El único pequeño gran problema es la existencia de un pequeño grupo de inmensos ricos que controlan los grandes bancos, entidades financieras y las grandes multinacionales. Deberíamos pensar que igual que ahora corren los gobiernos a ‘nacionalizar las perdidas’ de los capitalistas, igual debería ser posible nacionalizar, expropiar sin indemnización salvo casos de necesidad comprobada, al conjunto de la banca, los monopolios y grandes fortunas, poniendo la economía a funcionar sobre la base de las necesidades sociales existentes y no del beneficio privado de unos pocos, como ocurre ahora. Hay estan los recursos, la riqueza, necesarios para solucionar de una forma definitiva la crisis capitalista.


Sí, eso es socialismo. A estas alturas, en la primera década del siglo XXI, el socialismo se convierte en una necesidad urgente para la humanidad, para el 90 % de la población mundial. La actual crisis y su previsible desarrollo, donde la crisis de 1929 puede parecer una cuestión de juegos de niños, plantea cada vez más un futuro más que dudoso para la gran mayoría de la población en el conjunto del planeta (y que sepamos España aun no pertenece a otro u otra galaxia). Desempleo, miseria y terror asoma en el futuro de la humanidad a escalas insospechadas en todos los países.


Frente a ello, la alternativa de planificar la economía democráticamente, basándose en la participación de los trabajadores, es una solución que lejos de ser ‘utópica’, es cada vez más una necesidad objetiva para la sociedad, amenazada de nuevo por nuevas secuelas de la barbarie que pensábamos eran del pasado lejano.

Salvador Pérez
5 de octubre de 2008

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